ORIGEN Y CONCLUSIÓN ABIERTA
Simple:
Un día recibí una oferta de Isabel Blanco para el Certamen de Jóvenes Creadores de Sevilla. Comencé un proceso creativo en el que sólo contaba con tres semanas, y me perdí, o creí estar perdida. Lógico cuando todo es posible, y trabajas sola.
Entonces, una situación cotidiana en clase me sirvió de hilo conductor y conclusión en este proceso: Trabajaba con Guido Tuveri y me quejaba por no poder elevar más las piernas. En ese momento él me dijo aquello de: “Si tú misma te dices que no, te condicionas a no poder hacerlo".
Y el ser consciente de ese "no" propio, me abrió muchas puertas, como en un efecto dominó.
Comencé a escribir, a describir ideas, situaciones vividas, recuerdos, y todo tenían una misma constante: un “no” circundante, causante o consecutivo. Un “no” por alguna parte. Hasta dentro de mí. Y hacia mí.
Es a partir de ahí que surge “Con lo puesto”. De una escucha que se despertó, y de un lenguaje propio que se creó para destilar estados, adaptaciones y transformación.
Desde lo que soy y con lo que tengo.
Con lo puesto.
Luego, pasó el tiempo.
Y después, llegó otro momento para reponerse en escena esta pieza. Y más adelante, otros momentos, más ocasiones. Y cada vez, cuando me iba al estudio a trabajarla y la escuchaba, esta pieza me hablaba, y me habla, cada vez, como si la que hubiese estado dormida hubiera sido yo y ella me va contando las cosas que han ido pasando, cómo se había transformado lo ya hecho y vivido, a pesar de ser pasado, cómo lo presente seguía cambiando. Entonces, le dejo mi cuerpo, mi voz, cuanto tengo, para que ella se exprese. Porque es obvio que esta pieza, que habla de mis fragilidades más íntimas, se expresa por sí misma. Yo sólo soy su instrumento. Y cada vez, hay una canción nueva, o simplemente, distinta.
Esta pieza está viva.
Y yo con ella.