Siempre no.
Piensa cualquier cosa y detrás un no.
Y ahora, piénsalo muchas veces. Y en más cosas.
Y siempre el no detrás. Y muchas más veces,
tantas que se te quede para todo, y en tu conciencia.
Ya ningún pensamiento propio, ningún deseo surge en
ti, por mucho que lo creas o lo quieras, sin el no.
Siempre no.
Pero siempre no va a ser así.
Y cambia, justo, cuando te descubres con lo puesto
ante el no más difícil, el grabado en tu propio
inconsciente.
Inmóvill?...
No.
Porque abriendo puertas que quedaron atrás cerradas,
puedo seguir adelante.